Amo leer, escribir, motivar y educar. Fun fact: desde pequeñita me encantaba la palabra oral y escrita; no había concurso de declamación u oratoria que se me escapara y finalmente en mis 30s tomé un curso de locución.

 

A la hora de elegir una carrera, Medicina fue mi primera, segunda y tercera opción. La carrera fue dura como era de esperar, pero una de las cosas que me tomó por sorpresa fue el impacto negativo que las horas interminables y enfoque absoluto en los estudios, tendría sobre mi cuerpo y mente. Hacia el final de los 6 años de facultad y durante el internado empecé a interesarme en el mundo de salud integrativa y aplicarlo en mi vida. Me metí durísimo en el gimnasio, empecé a meditar y a experimentar con mi alimentación (hasta donde los turnos me lo permitían)… El sueño por supuesto no pintaba mucho en esa época.

 

Terminado mi internado busqué estudios que complementaran mi visión «Wellnessística» de la salud… Tomé diplomados, cursos y certificaciones (más abajo están mis credenciales), armando el rompecabezas de lo que yo quería para mí y para las personas con las que trabajaría. Trabajé en el Instituto Oncológico Nacional y en atención primaria por varios años, lo cual reforzó mi convicción y determinación por enfocarme en el impacto de los estilos de vida en nuestros procesos de salud y enfermedad.

 

Mis vivencias en el trabajo y con mi familia (personas con mucho ‘drive’), además de la revolución llamada maternidad, despertaron mi interés en el mundo de la productividad. Como buena nerd, me puse a investigar sobre la intersección entre la productividad y la salud; aprendí muchísimo sobre la influencia del cómo comemos, nos movemos y descansamos, en nuestro desempeño laboral y la calidad de nuestras relaciones… Esto ha sido parte de mi visión desde entonces.