¿Cómo elegir entre tanta controversia de salud y nutrición?

Si llegaste a este blog seguramente te interesa mucho el mundo de la salud, hábitos, bienestar, nutrición, etc.; y en tu búsqueda de información seguro te has encontrado con mucha controversia y contradicciones, a lo largo de los años. La controversia en salud y nutrición es algo súper común.

Por cada «gurú» diciendo que la mejor dieta es A, hay otro que dice que esa es malísima y la mejor es B (la que ellos practican por supuesto). Hay cientos de ‘influencers’ promoviendo estilos contradictorios como «el ideal»… Y cada mes sale alguna noticia que parece desechar lo que creíamos que sabíamos sobre un tema de salud.

Todo esto genera ruido que puede complicarte tu esfuerzo por llevar un estilo de vida saludable. Por eso aquí te voy a enseñar una fórmula para elegir y distinguir lo que aplica PARA TI, entre tanta controversia de salud y nutrición; porque siempre la habrá… Y necesitas saber cómo manejarlo.

Todos han tenido su momento de fama y de infamia, en la historia.

Quizá recuerdes una época en que la mantequilla fue sustituida por la margarina como algo «más saludable» y también de un momento en que de dijo que era al revés (la mantequilla es mejor). Lo mismo pasa cada cierto tiempo con los huevos, las grasas vs. carbohidratos, etc. El resultado de todo ese ir y venir de las opiniones en salud y nutrición es más gente confundida.

La realidad es que si le preguntamos a 5 personas diferentes cuál es la mejor dieta o cuál es el mejor ejercicio, podríamos recibir 5 respuestas diferentes. Y si le preguntas a nutricionistas, médicos, coaches, etc. es posible que te den varias respuestas también.

Estas diferencias (que generan controversia en salud y nutrición) ocurren porque:

1. Cada persona es un mundo, cada cuerpo y mente reacciona diferente a las cosas.
2. Evaluar la evidencia científica no es fácil. Los estudios suelen demorar muchos años en completarse, a veces se publican varios que parecen contradictorios y al pasar del tiempo siempre se descubren cosas nuevas que modifican lo que entendemos (esto es normal). Para interpretar adecuadamente la evidencia se requiere conocimiento suficiente sobre la materia y sobre la metodología de los estudios.
3. Los profesionales cuando nos formamos una opinión lo hacemos en base a: la mejor evidencia disponible en un momento dado, la experiencia de nuestros pacientes y algunas veces nuestra experiencia personal.

Veamos 2 ejemplos

• Hace décadas el aceite de coco se puso de moda; no solo para el cuidado personal (piel, cabello, etc.) sino para cocinar. Muchos coaches, nutricionistas y médicos se montaron en el barco, y algunos lo denominaron un “super-alimento”. Otros nunca lo apoyaron. Hace unos años la AHA (‘American Heart Association’), publicó un artículo diciendo que el consumo de aceite de coco en la dieta no era recomendado, por aumentar el riesgo cardiovascular. Por supuesto la respuesta no es blanco y negro; los efectos de un alimento o producto dependen del contexto (dosis, frecuencia, sujeto que lo consume, etc.)
• Otro ejemplo es el gluten. El gluten cayó en la infamia hace años, declarado por muchos como enemigo público #1. Se escribieron muchos libros y se creó todo un movimiento. Pero esta misma organización (AHA), criticó la dieta libre de gluten; indicando que esta dieta puede, en algunos casos, aumentar el riesgo cardiovascular y de diabetes, por deficiencia de fibra. A pesar de esto muchas personas continuan consumiendo muy poco o nada de gluten, porque así se sienten mejor.

En ambos casos la reacción en los medios fue enorme y puso en apuros a muchos ‘influencers’, gurús, etc. que habían hecho carreras basadas en teorías alimentarias específicas. Sin embargo, también hubo profesionales de la salud que contradijeron las declaraciones de la AHA.

Estas son situaciones difíciles, porque cuando hacemos algo parte de nuestro estilo de vida o nuestra identidad, cuesta abandonarlo. Pero hay maneras de manejar estas situaciones cuando aparecen y abajo te doy una fórmula que te puede ayudar.